miércoles, 19 de septiembre de 2012

Conversaciones con la pelona

Por Beatriz Garcia de G.
Noviembre 2011


-Acá estoy pues, para que me diga lo que usted quiera… Sí, vine vestida así. Así es como ando yo siempre, esta misma batola igualitica.

-Pero que le cuento, desde cuándo estaba yo esperando éste encuentro y nada que me solicitaban. Al fin, hoy Domingo de Ramos vengo para que me pregunte lo que quiera saber.

-No, eso no es así, yo no decido quién se va, ni está escrito cómo creen muchos. La cuestión se resuelve en segundos en lo que se toma una opción, una decisión, que si cruzo acá, que si doblo allá y !zas¡ el carajazo, la colisión o el comienzo de la transformación celular que se desarrolla en esas enfermedades infames que no tienen cura o la intervención de “el otro”; que aunque no lo crean está por acá alrededor de usted esperando a ver quién está cerca de meter la pata para darle el empujoncito. Así mismo, sí, como dicen las viejas que ¡el Diablo tienta! , no sólo tienta, empuja, arrolla, resuelve.

-La verdad sí hay casos especiales, si de la vida o muerte del personaje dependen situaciones extremas como un país, un gobierno, voy a reconocerte que se reúnen los chivos más chivos y algún santo coleao y después que deciden es que me llaman a mí, ya con el día y la hora determinada para que yo baje a buscarlo.

- Sí, así mismo es, a veces se reúnen  de emergencia y plantean las diversas posibilidades.

- ¿Usted, me pregunta específicamente por Esteban de Jesús? …¡uff!, hace rato que le estoy dando vueltas y nada. Yo no sé bien como lo vamos a resolver… No se crea que es fácil, hemos tenido varias reuniones y el jefe mayor no se decide. ¡A veces es peor la cura que la enfermedad!

- No, no y no, no vamos a resolver este caso de un soplo, éste en particular amerita mucho estudio.  ¿Usted no lo ve? que está así hinchado, constantemente sudoroso, pasándola mal…  a veces ese castigo previo a la solución final es su purgatorio en la tierra.

- Mire, hágame todas las preguntas de una vez para terminar con esto, que me están esperando y el muchachito ya se montó en la bicicleta… no vaya a ser que salga alguna de las mujeres a cuidarlo y pierda yo el chance de lo que está planeado ¡líbreme Dios de no hacer mi trabajo como debe ser!